Miércoles

Misterios Gloriosos

Una visita inesperada

Por: Guillermo Rico Romero

29 / Feb / 2012

Comonfort,Gto. A 28 de febrero 2011

Guillermo El 6 de septiembre llegue a la pequeña ciudad de Comonfort, un pequeño poblado al norte del estado de Guanajuato, una pequeña  ciudad considerada  como el  “tránsito”  ya que es  el  paso para muchos que transitan en dirección de las grandes urbes que le rodean en todas direcciones como: Celaya, San Miguel, Querétaro, León. Había sido contratado en ese año por el  sistema DIF de la localidad para  ejercer la coordinación de programas, la cual me mantenía en constante contacto con los beneficiarios de los diferentes programas  en los más de 14 centros de atención,  podía conocer entonces de manera directa cuáles eran  sus necesidades. La mayor parte del tiempo me veía rodeado de comentarios  desalentadores, inminentes y tristes en torno a lo que estaba viviendo la familia realmente eran alarmantes los comentarios que llegaban al buzón de queja y que proyectaban más que una ausencia.

 Antes de mi llegada a la localidad, tuve el honor de conocer a una persona muy especial, llena de un gran celo apostólico  y amor  por  Cristo; la Sra. Susana Michel presidenta  del sistema,  a quien conocí en la ciudad de Celaya. Yo era  su maestro de un pequeño curso de nuevas tecnologías que impartía como parte de las actualizaciones  que ofrece el movimiento Regnum Christi, que se suma al esfuerzo por hacer extenso el reino de Cristo a través  de estas nuevas plataformas que te ofrece la red virtual.  Poco antes de llegar al cierre de actividades se acerco mí con gran interés  para proponerme una oportunidad  de trabajo en el sistema DIF, me comento de la gran necesidad que existía por llevar a Cristo a más y más almas  y que debíamos aprovechar los medios que nos ofrecía la institución… Un poco temeroso, pero con un Sí como respuesta, decidí iniciar este trabajo. Me decía a mi mismo -que tanto puede ser - me preocupare por mi trabajo y el tiempo dirá si  es posible-. Un pensamiento lleno de desidia me acosaba, era en un principio mas mi interés por obtener el trabajo y los beneficios de este, que por hacer  presente el espíritu apostólico…

 Ella tenía un plan.

Ya en el trabajo de campo, me empecé  a llenar de una angustia por no poder resolver de manera entera los problemas que rodeaban a la familia, mis aportaciones se convirtieron en vagas esperanzas, no existían soluciones efectivas sino remedios efímeros, que lejos de ayudar a la familia en su integración, solo la amansaban  por un momento. Realmente no estábamos ofreciendo más  que opciones preventivas y no una cultura fundada en el AMOR.  Fue entonces, que decepcionado, llegue corriendo a la iglesia para entrevistarme con el Jefe, cuando estaba frente a él, me preguntaba ¿Qué vamos a hacer? Fue entonces cuando  escuche una vocecita  dentro de mí que decía: no estoy yo aquí que soy tu madre, en el instante voltee al altar y vi la imagen de nuestra Madre Santísima de Guadalupe, de inmediato  un gozo inundo mi ser, como si todo lo que buscaba estaba ahí, le dije entonces a mi madre del cielo : madre me abandono en ti, tu sabes que es lo que necesitamos. 

Salí de la iglesia y me dirigí de pronto al trabajo, estando ahí me mando a llamar la Presidenta del sistema, para preguntarme como iba. De momento no sabía que responder, así que me quede callado por unos segundos y tomo la palabra para decirme: La gente de este pueblo lo que necesita es saberse amada,  reconocer  que hay alguien que les acoge, que puede estar con ellos de manera incondicional. Definitivamente ni tu ni yo podemos hacer mucho por ello.  Es por ello que debemos dejar que actué la gracia de Dios. Me pregunto entonces que has pensado de los apostolados, ¿podemos o no podemos iniciar con ellos? Indefinido en el momento por  no saber cual o como empezar, solo respondí  “si” como una afirmación  que caía en la duda de saber si sería posible.  Las señales eran claras, fue entonces que al salir de su oficina recordé ese retablo que mi Madre tenía en casa, el retablo de la Virgen de Guadalupe, y que recibíamos durante algunos días al mes para rezar el santo rosario en familia, todo parecía más que claro, Ella quería venir…

 Fue entonces que un 15 de noviembre, con favor de la directora local en Celaya de Virgen Peregrina de la familia, recibimos su visita al Centro Gerontológico del DIF, ella nos daría una pequeña charla de  cómo comenzar el apostolado. Un poco difícil al inicio, la gente se preguntaba ¿Cómo es posible que la Virgen se haga presente en esta institución? Los conflictos comenzaron, al querer dejar en claro que por parte de los beneficiarios de este centro no podía existir una mezcla entre iglesia y gobierno. Sinceramente no supe responder yo esta pregunta, pero Ella, nuestra madre  se abrió camino, ¿Cómo? Aun no lo sabía, pero desde el primer momento en que piso este centro no volvió a salir.

 Gracias al testimonio de conversión de los adultos mayores que participaban en el centro Gerontológico del DIF,  se inicio una cadena de oración en torno del santo rosario dentro y fuera  del centro.  En mis vistas de supervisión comencé a notar como un espíritu  de fraternidad se vivía y realmente lo notaba en el momento en que las familias encontraban una solución a sus problemas familiares; como si hubiesen encontrado el sentido que encierra el  valor trascendental de la familia a través de la devoción por nuestra Santísima Virgen, ella siempre fiel a sus promesas se hizo presente “Familia que reza unida, permanece unida”. Existió un cambio gradual de conversión entre el equipo de colaboradores que operaba en el centro, percibiendo  de su parte una notable sensibilidad en la misión primordial  de estar ahí.  Hacer el bien, hacer el bien más allá de un altruismo que busca la  ayuda por el más necesitado, sino la donación y la entrega por el prójimo.  

 Actualmente Virgen Peregrina de la familia, se encuentra en más de 8 centros de atención del sistema DIF de la localidad y continua tocando corazones y uniendo familias.

Av. Ignacio Morones Prieto 791 pte.
San Pedro, Centro, Garza García, N.L.
Monterrey, México
info@virgenperegrina.org
+52 (81) 8338SKYPE.5960
  
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