En 1531 fray Juan de Zumárraga obispo de la Nueva España, recibe la insólita petición por parte de un indio recién converso quien decía haber platicado con la Madre de Dios, de que se construyera un templo precisamente en el lugar donde había existido un santuario pagano dedicado a la diosa madre de los mexicanos. Cuando el obispo desconfiado le pide al indio una señal, el mensajero del cielo le muestra su tilma y se pinta milagrosamente ante los ojos del obispo un códice con la imagen de la Virgen María que cambiaría el destino de aquella nación.

Después de la conquista de México, el pueblo indígena había perdido la mitad de su población a causa de la guerra y las viruelas.  El mundo Azteca parecía destinado a sucumbir en medio de un océano de tristeza y desesperación por el desconcierto de haber sido abandonado por sus dioses, sin poder entender porque si ellos que habían sido siempre fieles a sus creencias entregando incluso sus vidas para salvar al universo, ahora eran castigados tan severamente.

En medio de aquel desquiciamiento y ante los malos tratos de sus conquistadores quienes no vivían lo que predicaban, la evangelización era algo poco menos que imposible.  Los pocos frailes llegados a la Nueva España que admiraban profundamente el sentido de familia y humildad de los naturales, reprobaban severamente los pavorosos sacrificios humanos que ofrecían a sus dioses condenando al infierno a sus antepasados.  Los misioneros no se daban cuenta que lo que realmente condenaban era lo más preciado que el indio tenía, ya que en sus viejos se encontraban sus raíces y tradiciones, y lo que estaba enraizado era símbolo de sabiduría y única verdad.

Ante aquella incompatibilidad entre conquistadores y conquistados, el obispo Zumárraga envía una carta al rey Carlos V de España que cambiaría milagrosamente la situación.  En la misiva el obispo denunciaba los abusos que cometía el gobierno de la primera audiencia en contra de los indios y de los propios misioneros, y ante la impotencia humana que sentía para lograr la evangelización, el obispo al final de su carta le hace una suplica a Dios pidiendo su intervención,  y que de no hacerlo, aquella tierra se perdería.

Pero Dios escucha las palabras de su obispo y en el mes de diciembre de 1531 se presenta en tierras mexicanas por medio de su Madre cambiando  así la historia de aquella nación.

¿Que fue lo que descubrieron aquellos sabios mexicanos en aquel códice que les dio la nueva esperanza para seguir viviendo…?  ¿Cuál es el misterio que guarda esa pintura milagrosamente estampada sobre aquella tela de costal y que hasta nuestros días sigue siendo el mayor punto de unión entre todos los mexicanos…?  ¿Por qué la ciencia no ha podido explicar sus misterios y los más escépticos pensadores no han podido entender el porque de las millones de conversiones…?

Hoy después de casi cinco siglos, aquella pequeña ermita construída en el cerro del Tepeyac es el templo más visitado en el mundo entero.  Y la historia escrita en México en diciembre de 1531 para todos los hijos de Dios, es una historia de esperanza y trascendencia que aún no se ha terminado de escribir.

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