...un pequeño detalle hace una gran diferencia?
Por: Ma. Fernanda Q.
25 / Feb / 2012
¿Sabías que un pequeño detalle puede hacer una gran diferencia?
El amor se construye a base de detalles, para que el amor verdadero perdure, ha de fortalecerse y renovarse día a día. Esto es válido para matrimonios jóvenes, que inician esa gran historia de amor, pero también lo es, y con mayor razón, para aquellos que ya llevan algunos años juntos.
Un día puede comenzar diferente, con una gran ilusión y alegría simplemente con una sonrisa o un detalle de aquella persona que amamos, nuestra mamá, hija, esposo, esposa ¿Por qué no llevarle el desayuno a la cama un domingo a nuestro papá, esposo? Cocinarle un pastel a un familiar puede ser un motivo para una gran sonrisa. Una llamada esporádica a tu esposo en medio del trabajo puede ser una gran sorpresa para él. ¿Cuándo fue la última vez que te paraste ante una florería?...
Para fortalecer el amor no es necesario esperar las grandes ocasiones, sobre todo en lo ordinario del día a día es donde crece el amor, haciendo de algo ordinario algo extraordinario. Una rosa, una llamada, una nota, son cosas que cuestan poco pero que tienen un valor inmenso para la persona que los recibe.
El ajetreo de la vida, el trabajo, las preocupaciones pueden ir apagando esos detalles. Hay quien dice “se me ha acabado el amor…” el amor no se acaba, es el motivo de la vida, la esencia de la vida. Hay que alimentar, regar, cultivar la planta del amor cada día, si no se seca. En ocasiones, en momentos de dificultad, es necesario mirar al Cielo, pedirle a Dios su gracia para continuar, pues Él es quien nos ha dicho: “el agua que yo te daré será un manantial que salte hasta la vida eterna” (Cfr. Juan 4, 14). La fuente del amor es siempre nueva, pues Dios mismo es la fuente del amor. Él es el único capaz de darnos el agua de su gracia, siempre limpia y siempre nueva. Su amor y su gracia se renuevan cada día, Él nos da a diario pequeños detalles, hay que saber captar esos signos del amor de Dios para comunicarlos y transmitirlos a los demás.
No olvidemos nunca los pequeños detalles que son los que dan sabor, sentido y gusto a la vida.