El día 12 de cada mes
Por: Devocionario del Apostolado mundial de Fátima
10 / Jul / 2014
En recuerdo y agradecimiento del amor que nos mostró en su aparacición y que nos sigue prodigando, es hermoso ofrecerle alguna devoción especial en ese día, aniversario de su aparición.
Se empieza como Rosario ordinario, pero en vez de meditar en los misterios tradicionales, se medita en las Cinco Apariciones Guadalupanas.
PRIMERA APARICION
Sábado 9 de diciembre por la mañana: una Mujer, vestida del sol con la luna bajo sus pies y con su manto tachonado de estrellas, se le apareció a un indígena mexicano y le dijo:
- "Juan Dieguito, ¿a dónde vas?"
- "Señora y Niña mía: Voy a las cosas divinas que nos dan y enseñan nuestros sacerdotes, delegados de Nuestro Señor...."
- "Yo soy la siempre Virgen María, Madre del verdadero Dios, por Quien se vive... Señor del cielo y de la Tierra;... deseo que se me erija aquí un templo donde mostrar mi amor a los moradores de estas tierras y a los demás que me invoquen, pues yo soy su piadosa Madre… Ve a decir al Señor Obispo de México que yo te envío a manifestarle mi deseo..."
- "Voy Señora mía, a cumplir tu mandato... por ahora me despido de ti, yo, tu humilde siervo".
SEGUNDA APARICION
El mismo día por la tarde.
- "Señora y Niña mía, fui a donde me enviaste... el prelado me recibió benignamente y me oyó, pero comprendí que piensa que es invención mía que tú quieres que te hagan un templo; te ruego que le encargues tu mensaje a alguno de los principales, conocido y estimado, para que le crean, porque yo soy un hombrecillo insignificante, soy cordel, soy hoja seca...."
- "Oye, hijo mío... son muchos los mensajeros a quienes puedo encargar mi mensaje... pero es preciso que tú mismo ayudes y que con tu mediación se cumpla mi voluntad... Te ruego que otra vez vayas a ver al Obispo y le digas que yo en persona, la Siempre Virgen María, Madre de Dios, te envía; que haga el templo que le pido".
- "Señora y Niña Mía... iré a hacer tu voluntad, pero acaso no me creerá... mañana vendré a decirte lo que responda el prelado".
TERCERA APARICION
Viendo el Señor Obispo que Juan Diego, sin contradecirse, todo ratificaba, lo despidió... Llegó Juan Diego a donde lo esperaba la Virgen y le dio la respuesta del señor Obispo, a lo que Ella respondió:
- "Bien, hijito mío, volverás aquí mañana para que lleves al Obispo la señal que te ha pedido; con eso te creerá y ya no dudará... y sábete, hijito mío, que yo te pagaré el cuidado, el trabajo y el cansancio que por mí has hecho".
CUARTA APARICION
Al llegar a su casa, en Tulpetlac encontró gravemente enfermo a su tío Juan Bernardino, y todo el lunes día 11, lo pasó buscando médicos y medicinas sin conseguir la mejoría de su tío, por lo que resolvió, el martes 12 de diciembre, ir temprano a traerle un sacerdote que le diera los últimos auxilios... Para evitar encontrarse con la Señora tomó otra dirección, pero Ella le salió al encuentro y le dijo: - "Hijito mío ¿a dónde vas?" Juan Diego, con pena y vergüenza, le dijo: - "Niña mía, está para morir un siervo tuyo que es mi tío; voy a llamar a uno de los sacerdotes amados de nuestro Señor, para que vaya a confesarle y disponerlo... volveré luego para llevar tu mensaje..."
- "Oye, hijo mío, no se turbe tu corazón... ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No soy yo vida y salud? ¿No estás en mi regazo y corres por mi cuenta?...no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella; sanará".
Y en ese momento sanó, según después se supo. Con ésto, Juan Diego se consoló mucho y rogó a la Señora que pronto lo mandara a llevar la señal al señor Obispo.
- "Sube, Hijito mío, a la cumbre del cerrillo, corta las rosas que hallarás, y tráelas a mi presencia" Obedeció Juan Diego, cortó las fragantes Rosas de Castilla y se las llevó a la Virgen. Ella las tomó en sus manos y las puso en la tilma de Juan Diego, diciéndole:
- "Hijito, estas rosas son la señal que llevarás al Obispo; le dirás que vea en ellas mi voluntad..."
EL MILAGRO Y APARICION A JUAN BERNARDINO
Juan Diego, contento y seguro de salir bien de la encomienda, se fue a ver al Señor Obispo, desplegó ante él su manta, se esparcieron las flores y apareció la preciosa Imagen de la Virgen Santa María, Madre de Dios... Al verla, el señor Obispo y todos los que ahí estaban, se arrodillaron y mucho la admiraron; desató del cuello de Juan Diego la manta y la llevó a su oratorio...
El mismo día, martes 12 de diciembre, se apareció la Santísima Virgen a Juan Bernardino, tío de Juan Diego, en su casita de Tulpetlac.
Cuando volvió Juan Diego a su casita encontró sano a su tío. Llevaron a Juan Bernardino a la presencia del señor Obispo, ante quien ratificó que se le había aparecido la Santísima Virgen María, le había dado la salud y le había indicado el nombre como quería que la llamaran: Santa María de Guadalupe.
Letanías
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial, ten piedad de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo, ten piedad de nosotros.
Espíritu Santo que eres Dios, ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, que eres un sólo Dios, ten piedad de
nosotros.
A las siguientes invocaciones se responde: ruega por nosotros.
Santa María de Guadalupe,
Perfecta siempre Virgen Santa María,
Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive,
Madre del Creador de las personas,
Madre del Dueño de la cercanía y de la inmediación,
Madre del Dueño del Cielo y de la Tierra,
Madre de los moradores de estas tierras,
Madre de todas las estirpes de los hombres,
Madre de tus servidores, a los que prefieres humildes y sencillos,
Madre del Amor hermoso,
Madre que agradeces y pagas lo poco que hacemos para servirte,
Madre que nos manifiestas tu clemencia y compasión,
Madre que nos das tu amor y tu auxilio,
Madre que nos haces correr en todo por tu cuenta,
Madre que nos tienes en tu regazo,
Madre que nos muestras, ensalzas, manifiestas y das a Dios,
Madre que remedias nuestras miserias, penas y dolores,
Madre que sales al encuentro de tus hijos desviados,
Madre que te complaces en quienes buscan las cosas de Dios,
Auxilio de los cristianos presente en la victoria de Lepanto,
Compasiva Madre de los que te buscan, te aman y en tí confían,
Dulce Señora del Tepeyac,
Estrella de la Evangelización,
Forjadora de nuestra patria,
Gloria y alegría de México,
Honra de nuestro pueblo,
Madre que no ha hecho igual con ninguna otra nación,
Madre y Señora nuestra,
Madre siempre presente en la tilma de Juan Diego,
Madre amadísima,
Maestra del sacrificio escondido,
Misionera del Nuevo Mundo,
Mujer que vence a la serpiente,
Rosa mística del Tepeyac,
Señora del Cielo,
Señora y Niña nuestra,
Virgen que hiciste brotar rosas fragantes en tierra infecunda,
Virgen que nos pediste un templo en el Tepeyac,
Virgen Morena,
Virgencita, Reina, Señora nuestra,
Híjita nuestra la menor,
Muchachita querida,
Reina del Trabajo,
Reina del Mar,
Reina de México,
Emperatriz de las Américas,
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
- perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
- óyenos, Señor.
Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo,
- ten piedad y misericordia de nosotros.
OREMOS: Señor Jesucristo, que desde la Cruz, en la persona de Juan evangelista, nos entregaste a María como Madre, y en el Tepeyac Ella misma declara a Juan Diego que es piadosa Madre nuestra, concede, benignamente, que todos los que te buscan se alegren de haberte encontrado por la mediación de Santa María de Guadalupe, nuestra dulce y Santa Madre. Tú, que con el Padre y el Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.