Caminan por las calles desafiantes y seguros de si mismos. Les envuelven unos jeans y una camisa ajustada, parecen sobrados y confiados, pero tienen miedo.

Miedo a lo desconocido, miedo al fracaso y miedo de los propios talentos; miedo del destino que su vida emprenderá.

Son nuestros jóvenes; hombres y mujeres titubeantes entre el qué dirán, entre el querer ser y el deber ser, entre el bloff del aparentar y el orgullo de ser..."si sois lo que tenéis que ser prenderéis fuego al mundo"

Todos quieren destacar, pero destacar es un riesgo. No ser del montón es ponerse en juego, es dar la cara y presentarse vulnerable, ¡arriesgarse en la aventura de apostarlo todo! Eso da miedo, y no es para menos

María no tengáis miedo. Hubo una joven que antes de sus 18 recibió una misión de desmayo. Implicaba jugarse su fama, sus proyectos, sus ilusiones. Lo peor, es que no entendía nada y que intempestivamente la misión llegó a su vida y créanme, no era una tarea fácil... María, la madre de Dios tuvo miedo.

¿Qué haces si te llega una invitación a dar un discurso sobre economía global en la ONU? O una invitación a conducir un programa de T.V, a dirigir la política de un país o impartir un doctorado en Harvard y ¿qué si se te aparece un ángel y te pide ser la Madre de Dios?

¿Qué harías si te piden tu vientre para que Cristo haga ahí su morada y en Él toda la Iglesia?

Salir corriendo no fue la respuesta de esta dulce joven. Su secreto fue un abandono total en Dios, desconfió de si misma y opto por confiar por completo en la acción de Dios en Ella. Quien te pide también te da, y Dios no forza, invita y te brinda la gracia para responder al proyecto que pensó para tí.

Consagrarle la propia vida a la Virgen, es desafiar nuestros miedos y caminar por las calles con la sombra del Altísimo cubriéndonos con su fuerza. Confío en mí porque confío en Él y amo porque el me amó primero.

María no tengáis miedo! Ese fue el anuncio del ángel ayúdame también a escucharlo, enséñame a vivir confiado como Tu lo hiciste en Nazareth, tómame de la mano y llévame hacia Jesús quien con voz fuerte y mirándome a los ojos me dice: "no tengáis miedo Yo he vencido al mundo"

Carlos Padilla, autor del libro "12 en la cancha"